lunes, 22 de junio de 2020

La Noche De Mi Mal

Hay historias que se escriben para perdurar por siempre, para que los que vengan atrás puedan leerlas, para que ni el tiempo ni la muerte puedan con ellas, pero esta no es una de esas. Al decir verdad he retardado lo más posible el capítulo final ya que hasta este momento llegue a pensar que no tendría uno, sin embargo tuve que rendirme y darle uno.

La última vez que la vi fue algo fugaz, recuerdo que su silueta desprendía un aura de alegría mientras la mía un poco de ansiedad, sabía que era la última vez que la veía y eso me dejaba un sabor amargo en la boca que hasta escribir estas letras aún conservo,. Ella se acercó a mí y me dio un abrazo cálido con un beso en la mejilla (el penúltimo) que me arrancó una sonrisa, me miro amablemente y conversamos sobre mi presencia en aquel lugar, la verdad poco recuerdo hasta que cambiamos de tema y me lo dijo

-       - ¿Sabes que me voy este viernes? –

Aquella tarde era miércoles, y mi mente se volcó a la cercanía de la partida

-       - No, no sabía ¿Por qué tan pronto? –

Le dije aunque sabía perfectamente el porqué de aquella situación, aquel con que se iba había encontrado ya todo lo necesario en la nueva ciudad, ya nada la ataba aquí puesto que ella ya tenía su ansiada libertad. Y ni siquiera yo podría haberla detenido

-       - Si fíjate, estoy que me muero por irme, pero ya por fin -  

Me dijo con una sonrisa que se le notaba en todo el rostro

-       - Pues es una gran noticia,  ya verás que te ira muy bien, y pues a disfrutar todo lo nuevo que se viene, se que será una gran vida para ti. –

Le contesté siendo optimista

-       - Debes cuidarte mucho, te voy a extrañar y espero que pronto nos volvamos a ver, eres un gran amigo y pues estamos en contacto, no dejes de mandar mensaje cuando quieras. –

Fue cuando me dijo eso que mis ojos se pusieron vidriosos y lo disimulé lo mejor que pude. Nunca como en ese momento sentí la angustia de lo perdido, la forma de aquella despedida estaba siendo algo amena pero hubiese preferido que se quedara, que aunque fuese por lo más inverosímil del mundo me hubiese dicho que era broma y me amaba, o bien me hubiese pedido irme con ella, pero no, dios no cumple antojos y nuestra historia se cerraba ese día.

Un abrazo y un último beso cerraron aquel encuentro con la promesa de volvernos a ver en algún momento de nuestras vidas. Han pasado unos meses desde entonces.

No he escrito desde entonces porque como mencioné antes, hasta este momento esperaba que no fuera aquel el final. Esta tarde mientras me dedicaba a mis actividades abrí el cajón con aquella declaración de amor que escribí en aquella ocasión, y como una ironía de la vida, mientras recordaba esas palabras sonó aquella lapidaria frase de una canción de José Alfredo, que cual epitafio me recordaba aquel sabor amargo de mi boca y rezaba:

-       .- Si yo te hubiera dicho no me dejes, mi propio corazón se iba a reír -



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