domingo, 29 de marzo de 2020

Razones para querer


Hay veces que me veo en retrospectiva y me pongo a pensar que porque a pesar del tiempo sigo aferrado en quererla. En ocasiones pienso que es por mi orgullo de pensar que tengo que lograr que este conmigo por el simple ego del conquistador, otras creo que es porque necesito una mujer como ella que me regrese al piso siempre que empiece a subirme en un Ladrillo de egolatría, incluso a veces pienso que es porque siento que es la única oportunidad real que tengo de amar.

Todos esos pensamientos y  más vienen a mi cabeza cuando pienso en ella, mas sin duda siempre regreso a donde mismo cada vez que la miro, y es que sus defectos tienen algo que la hace ser perfectamente imperfecta, me encanta saber que a veces me necesita y le puedo salvar el día, o como se pone de mi parte en cada situación, y me es motivante echarle ganas a la vida porque tenemos muchos planes pendientes.

La verdad no sé qué me depare el destino al quererla, ni siquiera sé si ella me quiera, lo que sí sé que en un día de marzo la mire llegando a aquel lugar vestida de azul y llamó mi atención, desde ahí supe que haría lo que pudiera para que este conmigo, aun no lo consigo pero eso me motiva a olvidarme un poco del estrés, de la ansiedad y es por eso que me hace sentirme bien el quererla.

 A veces pienso que ella lo sabe, otras que no; pero si sé que gracias a lo que ella me hace sentir puedo sentirme Bécquer o Neruda, puedo escribir los versos más dulces o perderme en el universo de sus ojos, puedo ser don quijote en busca de dulcinea, porque igual que en el principito, ella es mi rosa y yo el zorro que ha domesticado.




viernes, 20 de marzo de 2020

ALCATRACES BLANCOS.


Hace un tiempo no la he visto, casi no la he llamado ni mucho menos tenido interacción con ella de alguna manera. Una tarde Salí de la oficina y tomé una ruta larga de camino a casa, al principio pensé solo en caminar y encender un cigarro pero poco a poco mi camino se desvió un poco por el centro de la ciudad y Después de cinco minutos me hallaba en aquella avenida mirando los aparadores fijamente; unas flores me llamaron la atención, unos blancos alcatraces que revivieron mi mente al momento aquel que le  pregunté por sus flores favoritas y me contestó que aquellas lo eran, ahora me hallaba ahí frente a esas flores con la oportunidad perfecta de llevárselas pero no tenía el pretexto.

Miré fijamente el aparador pensando si sería lo suficiente mente atrevido para comprar esas flores e ir a donde sabía que estaría, tenía el dinero, el conocimiento de donde estaría, incluso la espontaneidad de saber que le gustaría el detalle, pero no tenía el valor de hacerlo. Pensé en hacerlo pero miré mi reloj y vi que el tiempo no me sería suficiente para que ella aún estuviera ahí así que no me quedo de otra más que abortar la osadía y dejarla para otro día.

Los días corrieron y la situación mundial turbó mis planes, una emergencia sanitaria trajo la pandemia y por consiguiente la presente cuarentena, de manera que la florería cerró la misma tarde que por fin me decidí comprar las flores.

No he tenido contacto con ella, ni cruzado palabra, ni un mensaje ni una llamada, no se aun si este bien o no, pero si pudiera tener esa oportunidad de llevarle esas flores podría estar segura que se las llevaría y que aun espero que termine esta pandemia para tener oportunidad de llevárselas, y ver como se ilumina su cara al mirar esos alcatraces blancos.



sábado, 14 de marzo de 2020

Sin derecho a rendirse

En la vida hay que saber cuándo rendirse y aceptar que por más que se luche, algo no se va a conseguir, sin embargo yo no me había rendido nunca.

Esta vez me hallaba aquí mirándola fijamente tan sola como siempre esperando el momento o el pretexto adecuado para acercarme pero jamás llegaba. Un pensamiento más rodeaba mi cabeza, que joyas así no eran para tenerse guardadas, ni mucho menos para esconderse en un lugar recóndito, mujeres como ella había que lucirlas e impregnarse con su brillo; encontrarme con ella era como hallar el santo grial, cosa que jamás se deja ir.

Volví a mirarla fijamente que aquel color pálido de sus mejillas contrastaba con lo colorido de aquel jardín lleno de rosas, en ese mismo instante cruzó un pensamiento por mi mente

-        -  Yo jamás me he rendido, no será esta la primera vez.

Y como de la nada, me llego una epifanía de querer seguir insistiendo, recordé que Constantinopla tardó tres siglos en caer, que la poderosa roma alguna vez tan grande cayó también, aun hasta las murallas de Jericó cayeron. En ese instante me vi como Alejandro ante Persia esperando a conquistar babilonia, como  Marco Antonio esperando llegar a cleopatra, como Saladino esperando entrar a Jerusalén y que como Churchill “i´ll never give up”

Pasada mi emoción inicial de ánimo, aquel día junto a mi escritorio tome papel y lápiz para escribir lo siguiente: 

La mas dulce poesía, Así eres tu.
Una hoja del jardín del edén.
Una rima de becquer,
Un romance de lorca.


Mas hermosa que elena,
Ni dulcinea ni julieta,
Ni venus, ni Europa,
Ni tu sombra te igualan.

Eres para mi la epopeya mas célebre
La novela mas romántica,
La ópera mas bella,
El mas dulce de los cantares.

Ni shakespeare, ni cervantes,
Ni homero ni herodoto,
Aun ni el salmista pudieran pasmarte,
Le faltarían palabras al diccionario para describirte.

Y ante tal deficiencia de sinónimos, solo basta llamarte por tu nombre para describirte,
Eres sin duda la obra mas bella.