jueves, 30 de enero de 2020

ÉPICA Y DEPORTE


Los dioses, semidioses y héroes han sido en todos los tiempos y todas las culturas una constante. El ejemplo de aquellos que logran lo que parecía imposible, y que en todos los campos del hacer humano muestran nuestras proyecciones más grandes en torno de aquello que nos une, y que la humanidad ha tenido desde Gilgamesh hasta Harry Potter, una figura icónica de aquello que le resulta una hazaña y una historia digna de perdurar, sin embargo en nuestra historia ha habido un tipo de héroes que logran cohesionar tanto a la humanidad que pueden dividir al mundo más profundamente que las propias banderas y fronteras, los deportistas.
Durante los últimos años héroes como Gilgamesh, Teseo, hércules, el cid, han pasado  a ser sustituidos por personajes como Carl Lewis, Pelé, Babe Ruth, Joe Montana, Michael jordan o Cristiano Ronaldo, dando como resultado toda una iconografía de personajes que desplazan a la antigüedad.  Quizá debido a los medios de difusión o bien a la forma que se han sustituido a los personajes literarios o políticos por los mediáticos deportistas que se advierte que estos últimos parecieran más importantes que la misma política nacional. Una gran mayoría de las personas podrían recordar los campeonatos de su equipo favorito, pero solo un puñado podrán recordar alguna de las 12 tareas de hércules, y aunque pareciera ser algo malo, esto es solo el resultado de aquello que en el presente vivimos.
¿Pero que tienen en común Peyton Manning y Teseo? ¿Qué lleva a comparar a Lionel Messi o Maradona con Guillermo Tell? En mi opinión puedo decirles que los deportistas modernos enarbolan aquellas virtudes que notamos como inalcanzables en nuestra óptica personal, pero que sin embargo ellos parecen ser los únicos en poder lograrlos. En una forma muy genérica, todos podemos lanzar un balón, pero nadie como Peyton Manning; todos podemos correr, pero nadie como Usain Bolt, o bien solo Messi puede hacer gambetas como Messi (aunque a mí me guste más como juega Cristiano Ronaldo). Al igual que como lo se dice hoy de los grandes deportistas, en la antigüedad se tenía la creencia que aquellos héroes históricos o mitológicos eran los únicos que podían lograr cosas imposibles aunque siempre subsistía la creencia que lo podían porque eran más que humanos.
Yo crecí en un mundo donde los héroes del momento eran John Elway, Fernando Valenzuela, Ronaldihno o bien Michael Jordan, sin embargo he visto que incluso en mi pequeño lapso de vida aquellos que eran mis héroes han sido reemplazados por personajes deportivos como Tom Brady, Messi, Clayton Kershaw o Lebron James. De esto puedo concluir que todos los héroes son hombres de su tiempo, sin embargo solo aquellos que lo merecen logran trascender, de lo cual podemos concluir que solo personajes que dejan huella pueden llegar a esa categoría de mitológicos, esa categoría de deportistas que solo alcanzan aquellos como Babe Ruth, Joe Montana, Michael Jordan, Alfredo Di Stefano o bien Teseo, Churchill y el Barón Rojo.
Y bien para ti
¿Qué deportista merece la categoría de héroe?



viernes, 24 de enero de 2020

de Épica y Pasiones 2

Pasaron dos semanas para volverla a ver, esta vez conocía ya su nombre, sabía quién era el que siempre la acompañaba y hasta el lugar donde solía estar. Nuevamente paso junto a mí y esta vez me regaló una sonrisa, iba vestida de negro, llevaba
Un vestido que permitía ver a plenitud su silueta, su marcada cintura y prominentes caderas se robaban como siempre mi atención.

Los pocos segundos que duró su andar se volvieron eternos en mi memoria, y fue en ese momento más interesante que cualquier historia, mi mente volaba ya sin rumbo, me sabía perdido por su actitud, el misterio que encerraba era más profundo que cualquier teoría y sus ojos más lindos que cualquier estrella, ahí supe perfectamente que me había enamorado.

Y cada vez que la veía pasar, era así, una poesía hecha mujer, la novela más romántica, cada parte de su piel era una página más interesante, la más hermosa opera, la más realista escultura, el más erótico de mis poemas. Nació desde entonces mi deseo, no había más interés para mí que su misterio y aunque hubiese mil rosas más hermosas, para mi ella era nada más. Jamás había deseado tanto a alguien, tenía que averiguar todo de ella, a que sabían sus besos, el ritmo de su respiración, como estremecer su piel. Tenía que saber cómo quebrar su voz, como olía su esencia, como abrazaban sus brazos, y aunque siempre me había jactado de santo, por dentro me moría por pecar con ella.



sábado, 18 de enero de 2020

Relato de un sueño.

He soñado con ella, ha sido mía aunque fuese en mis sueños, su cabeza pegada a mi pecho, mis brazos rodeando su cuerpo. He soñado con ella y sus ojos me miraban, su respiración pausada, ella dormida entre mis brazos. La soné amándola y sus besos fueron míos, su aroma a rosas cubría también mi cuerpo, su tersa piel rosando junto a la mía y pude hasta sentir como sus cabello bajaba hasta su espalda.


Había soñado con ella y cuando desperté me di cuenta que había sido una fantasía, no estaba su cuerpo junto al mío, ni sus brazos, si sus ojos, sin embargo su aroma aun me era perceptible. Se bien que no fue real pero al menos en mis sueños la besé, la abracé y la acaricie a mis anchas, al menos en mis sueños me dijo que me amaba, al menos en mis sueños había sido mía.

Y así como una potente droga, al despertar necesitaba otra dosis, sus besos sus caricias, su cuerpo, la necesitaba. El día transcurrió normal, sin embargo por dentro la ansiedad me quemaba, un síndrome de abstinencia que atormentaba, y sólo esperaba llegar a aquel lugar para mirarla, el mayor premio del día.

Desgraciadamente por más cigarros que fumé junto a la puerta y por más tiempo que esperé, no pude verla, sin embargo la noche anterior, aunque fuera solo en mi sueño, había sido mía y en mi cabeza se rezaba este verso:

Tengo ganas de verte,
Aunque sea un segundo, una mirada.
Tengo ganas de robarle al reloj una manecilla,
Para detenerlo en el momento que te vea.
Capturar en mi alma tu reflejo más eterno,
Para que en el momento de mi muerte,
Seas lo último que vea.




lunes, 13 de enero de 2020

Crónicas de la ansiedad 4

Pocas veces en mi vida me había puesto a reflexionar las historias de espera, de distancia, de esperanza; ya fuera porque mi ansiedad me había totalmente contrario a las esperas, o porque en mi opinion las esperas desgastaban al humano volviéndose mas obsesivo, el hecho era que odiaba profundamente esperar.

Una tarde de diciembre me propuse por fín terminar aquel libro que no podía, aquel sobre una espera larga y prolongada. Me embarque tanto en aquella lectura que sin querer me la terminé, y solo quedó en mi aquel sentimiento de pensar en las esperas. Como aquel hombre que había esperado casi 52 años por su amada, me encontraba en ese mismo estado después de una semana de no verla. Sin duda en aquellas ultimas semanas había tenido incluso una propuesta por parte de una chica para salir, aun aquella ex que me habia despreciado años antes me habia llamado, pero igual que aquel hombre, preferí esperarla a ella.

No sabia si podría soportar los 52 años, si podría pasar los 20 años que pasó odiseo lejos de Penélope, si siquiera si podria esperar los 6 meses que esperaba hades en el infierno a persefone, sólo sabia que en ese instante, podría soportar el castigo eterno de prometeo si al final de aquello pudiera verla.

jueves, 9 de enero de 2020

De Épica y Pasiones

En mi vida he leído tantas historias, de Aquiles y Briseida, de marco Antonio y Cleopatra, de Sherlock Holmes e Irene Adler, de romero y Julieta, había leído tantas historias que renegaba del mundo real. Pensaba siempre que becquer era el último romántico y el romanticismo había muerto con él, que el último épico era Churchill y la última pisca de heroísmo se fue en su ataúd. En mi vida había conocido tanto de los libros que no concebía aquellas emociones en el mundo real, pero un día cuando aquella mujer apareció ante mis ojos lo descubrí, descubrí que las emociones se detonaban por un incentivo, comprendí que el deseo, la fuerza, el heroísmo, y la entrega se movían por algo, en este caso por alguien.

De pronto y un día sin saberlo, me halle como Aquiles buscando a mi Briseida, como Odiseo yendo en busca de mi Penélope, como Zeus convirtiéndome en águila por mi Europa, y como Paris cambiándolo todo por mi helena. En ese momento entendí que había encontrado a mi cleopatra que reinaba sobre Egipto, a mi Julieta que le robaba y belleza al sol, a mi Afrodita de prohibido erotismo. Desde ese momento la epopeya se había convertido en buscarla, el romanticismo vivía en sus ojos y el paraíso eran sus brazos y el infierno se hallaba en su ausencia. Me había convertido en escritor y ella en el más hermoso de los libros el más misterioso y la historia que más deseaba leer. ¿Cuál era la mejor de los libros? Sin duda era si piel, y muero por leerla.



domingo, 5 de enero de 2020

Crónicas de Ansiedad 3

Era de noche y la recordaba más que nunca, su cabello como el cielo, sus ojos como luceros, sus mejillas como la luna Blanca y sus labios como la vía Láctea que se dibujaba en el firmamento. Era de noche y no podía sacarla de mi cabeza, cualquier pretexto me llevaba a ella, la brisa nocturna me hacía desear sus brazos, y aquella taza de café me remitía a pensar en el sabor de sus besos.

La noche seguía corriendo hasta llegar la madrugada, encendí un cigarro y me fume hasta el último aliento de su respiración. De repente mi sueño me transportó nuevamente a sus brazos y la brisa me cubrió como si fuera ella, la luz de luna pasaba en mi ventana como si ella me mirara, y hasta en el cantar de los grillos sentí el ritmo de su corazón latiendo junto a mi pecho.

Era de noche y la noche se iba, y como los amantes nocturnos ella se esfumaba de mis brazos, la luna dio paso a la aurora y al despertar ella ya no estaba, su brazos se habían ido, su respiración ya no estaba, hasta el latido de su corazón se había ido, sin embargo esa noche como muchas otras, en mi soledad ella durmió conmigo y la amé como tantas veces la había amado y cuando desperté aún la amaba.

miércoles, 1 de enero de 2020

Crónica de la ansiedad 2

Ese terrible sentimiento de pensar que a uno, algo le hace falta, pensar que le falta algo y que sin eso no se puede estar agosto; esa terrible angustia de pensar en aquello se haya perdido o se siente extrañar. Ella me hacía falta, tanto como un cigarro por las tardes, como un café por las Mañanas o como melodía de diario. La había querido tantas veces, la había soñado tantas veces que ahora que sentía su ausencia en un periodo prolongado, sentía que me hacía falta.

Hay cosas que uno sabe que le son indispensables, un pedazo de pan, un vaso de agua, una bocanada de aire, sin embargo en aquel momento hubiese cambiado todo cuanto tenía por uno de sus besos, al final de cuentas era aquello lo que me hacía falta.

Aquí estando a punto de dormir, teniendo todo cuanto deseo, sabiendo que mañana tendré un techo seguro, que mi vida no correrá peligro, que tendré que comer y beber  y más aún cuando sé que para vivir no me falta nada, hoy sé que me falta lo más importante, ella me hace falta.
JLEA.